EL SULTAN Y LA PALMERA
El sultán sale una mañana rodeado de su fastuosa corte. A poco de salir encuentra un campesino, que planta
afanosamente una palmera. El sultán se detiene a verlo y le pregunta asombrado.
-¡Oh anciano! , plantas esta palmera y no sabes quiénes comerán su fruto... muchos años necesita para que
madure, y tu vida se acerca a su término.
El anciano lo mira bondadosamente y luego le contesta:
-¡Oh sultán! Plantaron y comimos: plantemos para que coman.
El sultán se admira de grande generosidad y le entrega cien monedas de plata, que el anciano toma haciendo
una reverencia, y luego dice:
¿Has visto, ¡oh rey!, cuán pronto ha dado fruto la palmera?
Más y más asombrado , el sultán, al ver cómo tiene sabia salida para todo un hombre del campo, le entrega
otras cien monedas.
El ingenioso viejo las besa y luego contesta prontamente:
-¡Oh sultán!, lo más extraordinario de todo es que generalmente una palmera sólo da fruto una vez al año
y la mía me ha dado dos en menos de una hora.
Maravillado está el sultán con esta nueva salida, ríe y exclama dirigiéndose a sus acompañantes:
-¡Vamos...vamos pronto! Si estamos aquí un poco más de tiempo este buen hombre se quedará con mi bolsa a
fuerza de ingenio.